De vez en cuando te me venías a la mente mientras estudiaba mi próxima minuciosa jugada, con la mirada puesta en el tablero.

Te veía ahí, como te vi la última vez, sentada bajo la parra, meciéndote hasta que se acercó a pedirte que la peinaras. Tardaste sólo un par de minutos para convertirla en una princesa de pie a cabeza, con ese vestido blanco con su moño bordó. Salió con su andar gracioso. Vos te quedaste contemplándola hasta que desapareció, sin darte cuenta que yo te espiaba todavía. Salí despacio, me clavaste la mirada y me sonreíste. Me acerqué y aún siento la fuerza del abrazo aquél; ahí aproveché, sin saber que era la última vez, para decirte "Cuánto te quiero, Má".
Ahora te recuerdo así, y siempre lo haré así.
Una vez más empato.
Una vez más salgo a la calle y, llegado a la esquina, descubro un paraguas meramente conocido, bajo él, una mirada conocida... Y siento, una vez más, ese abrazo... Fuerte.

15.1.12

1 Comment:

Santiago Tagua said...

muy bueno.. talento natural diria yo.. :P

 
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